Por Carmen Novas y Laura L. Ruiz
Fotos: Emerson Díaz
Parecía que las lluvias no lo iban a permitir, pero logramos llegar al centro educativo de San Bartolo. Las tormenta de la noche anterior dejó la carretera impracticable y muchos de los coches acababan metidos en el barro sin poder salir. Por fortuna, no fue así y el equipo de Agareso pudo impartir los talleres de radio correspondientes enmarcados en el proyecto de ACPP y Cordes. En la escuela les esperaban once niñas y ocho niños de edades comprendidas entre los trece y los dieciocho años para hablarnos del tema medioambiental que más preocupa en su comunidad.
Este no es otro que las malas prácticas en el cultivo de azúcar. Ya en la mitad teórica del taller, el tema salió como parte del ejercicio de crear una cuña publicitaria dirigida a la población. “Debemos decir a los agricultores que no deben quemar los cañales, porque contaminan el aire, el suelo y las aguas”, explicaba Cecilia Molina, participante que repetía después de asistir por segundo año al proyecto.
Las risas dieron paso a demostrar las semanas de preparación que llevaban y sus conocimientos sobre el tema. Saray Guevara y Leni Alfaro presentaron una realidad alarmante: muchos de sus compañeros habían sido ‘fumigados’ mientras iban de camino a sus casas porque las plantaciones se fumigan desde avionetas, pero además el humo de la quema de cañales les afectaba a su sistema respiratorio y existen casos de atropellos por los camiones que trasportan la caña al ir a gran velocidad cuando circulan entre las plantaciones que rodean las casas.
Durante el programa expusieron las soluciones que encontraron para todas estas problemáticas. Para explicar mejor cuales son invitaron al presidente de la directiva de la comunidad, Marcos Machado, quien confirmó que los únicos beneficiarios de estas prácticas de cultivo son los que transforman la caña en azúcar. El equipo de entrevista, formado por dos alumnos y una alumna, exprimió los conocimientos de Machado que agradeció al equipo de Agareso la oportunidad de dar a conocer la penosa realidad en la que viven.
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